En mi cabeza ingenua
no existe razón ni sentido
para privarme de querer y cuidar a alguien.
Todo lo veo con ojos de amor
y aun así buscan herirme.
Empiezo a suponer que es eso lo que
hacemos,
romperlo todo.
Empiezo a suponer que
te perdono la humanidad frente al
instinto de romperme en mil pedazos.
Sí, te perdono.