sábado, 13 de mayo de 2017

Que nos salven a nosotros los conmovidos

Hay corazones que están hechos para que los toquen, hay corazones débiles, incapaces de acelerarse ellos solos.

Suelo hablar de los corazones sin hogar, los corazones que escapan, que sin siquiera estar seguros de que ya han sido abandonados se impulsan a encontrarse ellos mismos sobre cartones en calles que no llevan a ningún lado, espacios en los que se apagan las luces después de las doce optando por creer que ya no queda nadie.
Después de las doce todos duermen.


Que nos salven a nosotros que no sabemos amar pero lo intentamos de todos modos, automedicarse está mal aunque se sienta bien.


Recorremos mares y tierras, 
buscamos,

andando igual no nos encontramos,
pero andamos

y andamos hasta que nos damos cuenta de que las suelas las tenemos todas sucias.