A mi persona le gusta descubrir
cosas nuevas, como Alexanders.
Estoy convencida de que cuando un
árbol cae en un bosque solitario, donde no hay nadie para escucharlo, también
hace ruido.
Descubrí que Alexanders hace ruido
todo el tiempo aunque siempre elija callar.
Alexanders observa, se fija y hace
ruido.
Alexanders se enamora y hace ruido.
Alexanders roza y hace ruido.
Alexanders suspira y hace ruido.
Alexanders sonríe y hace ruido.
No puede detenerse porque no lo
sabe.
Desconoce los sinónimos que se
aferran a su espíritu. Como que es un ser universo, por ejemplo.
Es infinito, lleno de todo creando
la nada, brillante y vacío.
Es ausente, pero posiblemente esté
en todo, y puede o no: ser. Nadie lo sabe, nadie alcanza a entenderlo.
Es un misterio, él elige sonar y de
pronto, ya nada parece tan relevante.
No se da cuenta de lo ruidoso que
puede llegar a ser.
A veces (de milagro) uno encuentra
melodías mágicas, como Alexanders: humano fugaz y momentario, capaz de
ensordecerlo todo con su ruido absoluto.
De corazón deseo, que en algún
momento de sus cortas vidas, tengan la fortuna de escuchar el silencio de un
ser universo, como yo.