martes, 28 de marzo de 2017

Perder el control

Mi madre me compró un té que "ayuda con la ansiedad, el nerviosismo, y la depresión", entonces pensé que era ideal para cualquier noche en que me sintiera inquieta, desde que lo tengo fue que comencé a tomar conciencia de que lo necesito casi todas las noches.



No estoy acostumbrada a estar en el limbo, siento que floto, que me hundo, y busco hundirme más y más voluntariamente, pero al mismo tiempo, de segundo plano, siento que lo último que tengo en esta vida es voluntad. No te voy a mentir, siempre me ha gustado sentir todo muy fuertemente, sentir que quemo, sentir que toco el borde, tener vértigo, náuseas y luego retractarme, débil, pero con el sabor amargo en la boca, el sabor amargo que representa estar tan viva.

Pero entonces perdí el control,


y no consigo el camino para retractarme, y el sabor amargo es algo que nunca cede, y me siento tan viva que casi puedo predecir mi muerte.