Mi madre me compró un té que "ayuda con la ansiedad, el
nerviosismo, y la depresión", entonces pensé que era ideal para cualquier
noche en que me sintiera inquieta, desde que lo tengo fue que comencé a tomar
conciencia de que lo necesito casi todas las noches.
No estoy acostumbrada a estar en el limbo, siento que floto, que
me hundo, y busco hundirme más y más voluntariamente, pero al mismo tiempo, de
segundo plano, siento que lo último que tengo en esta vida es voluntad. No te
voy a mentir, siempre me ha gustado sentir todo muy fuertemente, sentir que
quemo, sentir que toco el borde, tener vértigo, náuseas y luego retractarme,
débil, pero con el sabor amargo en la boca, el sabor amargo que representa
estar tan viva.
Pero
entonces perdí el control,
y no consigo el camino para retractarme, y el sabor amargo es
algo que nunca cede, y me siento tan viva que casi puedo predecir mi muerte.