lunes, 6 de marzo de 2017

Si estuvieras aquí

Si tuviera yo la oportunidad de darte todos los abrazos que alguna vez has necesitado, ni preguntaría.

Si tuviera yo la oportunidad de susurrarte los límites del cariño al oído mientras lloras, ni preguntaría.

Si tuviera yo la oportunidad de rozarte la piel, calentarte el aliento, soplarte las pestañas cuando se te metan en los ojos, secarte las lagrimas, verte directo al alma, acariciar tus vergüenzas, explicarte lo relevante que eres solo por haber nacido sin que se me corte la voz, contarte los latidos, decir tu nombre todas las mañanas, y tardes, y noches, en voz alta, y que me escuches, no, no preguntaría, ni pediría permiso.

Si tuviera yo 
la oportunidad,
tenerte así de cerca, 
no pediría permiso jamás.


Sin siquiera haberte visto directo a los ojos una sola vez en mi vida, me pregunto, cómo es que soy capaz de saber, de sentir dentro, que conozco cada sensación, que te percibo por dentro, que me conecto, y creo que no entiendes cuánto.

Parece mentira, porque aun sin saber cómo es el tono de tu voz, yo ya estaba dispuesta a entregártelo todo, pero es que así soy, quiero lo suficiente y lo innecesario, y esa es la irrevocable verdad.


Si estuvieras aquí, ni preguntaría, porque mi corazón ya lo sabe todo.