martes, 19 de abril de 2016

Estar sola en la ciudad

De pronto, de un día para otro desconozco mis límites y comienzo a culminar acciones que no planeaba siquiera iniciar.

De pronto, de un día para otro, sin reconocerme me encuentro a mí misma dejando pasar la tarde sentada a las afueras de ese centro comercial del que siempre olvido el nombre, leyendo a Héctor Torres para invocar un recuerdo y tomando todos los jugos de guayaba que alcanzo a comprarme. 
Abandonando todas esas horas de luz, esperando que se hagan las seis y cuarto para que “no me maten de camino a casa” y llegar antes de que caiga la noche fría que valencia ofrece, ahora más fría que nunca teniendo tan presente tu ausencia.
Sí estoy triste, y las noches de valencia sí que son mucho más frías. Me abrazo fuerte y no funciona, es cierto. 

De pronto, de un día para otro.